Las habitaciones y servicios se sitúan en planta baja, al aportar estas la mayor parte del volumen se aprovecha el terreno y se generan espacios vacíos en los siguientes niveles que se usaran como terrazas incrustadas en el área social, a donde se tiene acceso por una rampa en exterior, siendo una extensión del andador central rodea unas palmeras que yacían de pie al frente de la casa, generando un recorrido para separar e invitar a salir y entrar ocasionando un ambiente de desconexión y privacidad.
Los muebles fijos están integrados a la arquitectura, las bases de las camas, unas bancas, el comedor y los lavabos fluyen con la estructura como si de una misma pieza se tratara logrando más que una simplicidad de formas una “UNICIDAD ENVOLVENTE”.
Las carpinterías se adaptaron a partir de puertas de casonas antiguas, que como las grandes familias se hicieron para perdurar.
La materialidad y simpleza además de contrastar con las edificaciones inmediatas, nos permite facilitar la limpieza, que el usuario pueda salir a la playa y llegar con arena en los pies sin preocuparse al ingresar, siendo una extensión de la propia naturaleza, la arena, la piedra, el concreto, el pasto, caminar descalzo, sentirse cómodo y relajado.
En el último nivel la corona, una palapa y un jacuzzi para disfrutar la imponente vista al mar que azota la playa y unido a la brisa deleita todos los sentidos.