Casa Roja 

REDACCIÓN: Kopakitsy Alenka Huesca Carvajal
FOTOGRAFÍAS: Ernesto Gutiérez Zamora

Casa Roja 

LUGAR

El Grullo, Jal.

AÑO

Abril 2023

TERRENO

152.13 m2

CONSTRUIDO

189.23 m2
Un buen proyecto siempre debe ser uno con el usuario, para poder desarrollar el programa arquitectónico partimos de entender al cliente, entender sus necesidades, sus gustos y sus intereses. Casa Roja es un proyecto pensado para un hombre que comparte residencia alternando entre su cuna (El Grullo) y el extranjero, donde se desarrolla profesionalmente. Es por esto por lo que se pensó en un lugar donde sea un verdadero placer estar después de una larga temporada de trabajo lejos de los tuyos, un lugar dotado de espacios de convivencia de forma tal, que incluso en las escaleras se apetece detenerse y charlar. Para el proyecto se contó con un terreno descuadrado en esquina. Para abatir este descuadre se dividió el concepto en dos bloques. El primero orientado a compartir. En planta baja contiene sala, cocina y comedor en un espacio fluido donde los límites se desdibujan invitando a la integración de los ocupantes. La planta alta es 100% terraza, nunca tendrás que limitar el número de invitados. Ahí aprovechamos la privilegiada vista hacia el parque Chiautempan y a uno de los mejores baluartes de la región, sus cerros que con cada temporada van mutando, ofreciéndonos de este modo distintas emociones a través del tiempo.
El segundo bloque, el Hábitat privado, donde se emplazan 3 habitaciones, disponiendo de 3 baños, dos de ellos privados y una recamara principal donde nuevamente aprovechamos la excepcional vista urbana y natural.

Para mantener la intimidad del espacio toda la parte baja está cerrada por una franja sólida que da la sensación de aislamiento al exterior, apenas cruzarla nos recibe un imponente jardín que abraza a todo el bloque constructivo, ahí la calle se empieza a desmaterializar, entramos a una suerte de limbo que es apenas preludio del ingreso al hábitat, desde este punto se contempla sus monolíticas fachadas vestidas de un mortero entintado que al paso del tiempo forma una pátina aportando carácter a la construcción. Entre los dos grandes monolitos, un pasillo-embudo completamente abierto nos lleva a un distribuidor que nos envuelve en una sensación de ligereza y transparencia, haciendo patente el contraste con los bloques constructivos que reflejan robustez, protección e intimidad. Todo se intensifica por un “pesado” rojo al exterior que al interior se transforma a un blanco turbio, lo que logra, aunado a las formas y texturas, una conversación armónica entre el interior y el exterior, invitándonos a la introspección, emocional y arquitectónica. Ahí mismo fundido con las escaleras, un puente nos permite crear distancias etéreas que apenas en dos pasos se pueden salvar.   

          En esta obra se logra un lenguaje arquitectónico honesto, depurado y emotivo, que hacen del regreso a casa un manjar para saborear

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