Una historia más, un cliente particular, una institución que puede presumir ser pionera del cooperativismo, tradición profundamente arraigada en la región. La Caja Popular Agustín de Iturbide, con un enfoque orientado al socio y con una visión de transparencia institucional, tomo la decisión de expandir su oferta de valor a un nuevo destino, Autlán de la Grana, ciudad de tradición colonial. Los retos, una casa antigua con valor histórico, un terreno limitado para la ambición del proyecto, calles estrechas y transitadas y un entorno rodeado de casas centenarias de adobe.
La cercanía con los directivos fue fundamental para lograr el sincretismo de su vocación social con un programa arquitectónico contundente, donde replanteamos la forma de vivir el espacio para devolverle el protagonismo al socio.
Así desde la concepción, pasamos a la construcción de un edificio masivo en un espacio contenido, en el que la tensión del vacío se rompe con formas que van materializándose de lo etéreo a lo corpóreo, donde podemos viajar de lo artesanal a lo tecnológico en una sutil transición